martes, 5 de enero de 2010

LA SEXUALIDAD Y LA ÉTICA



La ética sexual recoge todos los principios o pautas de conducta moral en el ámbito del sexo y las relaciones sexuales, tanto en los procesos sexuales que se dan entre individuos así como sus efectos e implicaciones a nivel emocional, físico, social y legal de las prácticas sexuales.
Dicha educación sexual intenta estar abierta a los sectores de población (escuela, facultades, minorías con discapacidades, grupos especiales de la población, minorías étnicas, profesionales de la salud...) y está encaminada a:
· Promover un comportamiento sexual responsable mediante la ejecución de programas de educación a la población mediante el uso de diversos medios para prevenir la explotación, acoso, manipulación y discriminación sexual.
· Eliminar el temor, prejuicio, discriminación y odio relacionado con la sexualidad y las minorías sexuales donde se conocería y respetarían las identidades sexuales masculina y femenina, y las diferentes conductas sexuales y orientaciones sexuales (homosexualidad, bisexualidad, heterosexualidad).
· Eliminar la violencia de género en las que se reconocerían la violencia sexual en diversas formas y las diferentes formas de prevención de las mismas.
· Integrar programas de salud sexual dentro de la salud pública mediante evaluaciones generales y protocolos de intervención.

La responsabilidad de los educadores
Los padres y los educadores en general no pueden ni deben desentenderse de la educación ética de la sexualidad. Y no pueden porque la indiferencia es también una postura ética; errónea, por cierto. Sólo con esta visión es factible un abordaje completo y adecuado de este aspecto tan importante en el ser humano, y muy especialmente cuando se encuentra en desarrollo o tránsito hacia la madurez.
Toda circunstancia es ocasión para poner de manifiesto los valores éticos y su necesario cumplimiento. Toda cátedra debe convertirse en una fuente donde el alumno pueda refrescar y reflejar los valores espirituales, en relación o no con la sexualidad; la responsabilidad, por ejemplo, se aprende y refuerza en una gran variedad de conductas, y una vez valorada y asumida tiende a reforzarse y aplicarse genéricamente a todo comportamiento personal.
Esta educación ética de la sexualidad debe incluir una formación de la libertad y de los afectos, donde se priorice lo espiritual a lo orgánico, los valores a los impulsos, lo social a lo personal, el bien común al bien individual, el amor al deseo, e incluso la abstinencia sexual a las técnicas anticonceptivas como "cuidado" de las consecuencias del ejercicio de la sexualidad. Porque muy pocos hablan de que la mejor forma de impedir las enfermedades y las desviaciones sexuales, es teniendo una sana o ética conducta sexual

La importancia de que la sexualidad humana se oriente conforme a unos criterios morales es que no sólo designa una dimensión esencial del hombre -y por lo mismo afecta a su comportamiento ético- , sino que, en ella se expresa la alteridad más plena de relación hombre - mujer. Parecía un contrasentido que esa relación estuviese situada al margen de toda dimensión moral, cuando, de hecho, consta que es origen de grandes fracasos y ocasiona no pocas injusticias. En una palabra, las relaciones íntimas de la entrega es lo que motiva un cúmulo de derechos y deberes mutuos.
En nuestro tiempo se habla mucho del sexo, como una realidad que hay que tener muy en cuenta. Esto, en verdad, es un gran progreso. Pero hay que saber que lo más importante es tener ideas muy claras en esta materia, porque de no tenerlas surgen, para el joven especialmente, grandes peligros e inconvenientes.
Cuando se habla en nuestro tiempo de “educación sexual”, con frecuencia esta expresión no es exacta. Se entiende muchas veces como una simple información acerca del sexo y de las relaciones que tienen en él su origen. Pero esta educación significa y abarca mucho más: Debe establecer el origen, valor y trascendencia de la función sexual, dentro del ámbito de la vida humana.
Lo primero que hemos de hacer es poner el sexo en su verdadero lugar, no exaltando su importancia más allá de la realidad ni disminuyéndola o despreciándola. El sexo es algo que no podemos ignorar y de cuya justa apreciación depende sin duda, en buena proporción, la conducta humana.
En cuanto al papel de la familia, se ha de decir que en ella se encuentra el lugar privilegiado para la educación y maduración sexual, los padres han de ofrecer a los hijos una educación sexual clara y delicada, sin embargo, los educadores) en sintonía con los padres, deben dar su cooperación en la formación integral de los niños y jóvenes en el ámbito escolar.
Con la exclusión del aspecto ético y de la significación trascendente o espiritual de la sexualidad, se la considera desgajada del proyecto de una persona, de sus valores e ideales, y pasa a constituir sólo una tendencia que debe satisfacerse con placer y sin complicaciones (traumas, enfermedades, pérdida de libertad).
La ética no es sino el conjunto de leyes que surgen de nuestra naturaleza y que deben regir la conducta humana. Lo bueno y lo malo no depende de nuestras valoraciones subjetivas o sociales: hay un bien y un mal para el ser humano.Consiguientemente, hay conductas sexuales buenas y otras malas, según satisfagan o no el bien de la naturaleza humana.



Tales como:

++Responsabilidad++. Es la necesidad de elegir teniendo presente la consecuencia de nuestros actos. Es así como se habla de la “paternidad responsable”, cuando la misma es elegida libremente y se tiene conciencia plena del papel que nos tocará desempeñar frente al nuevo ser del cual somos coautores.

++Compromiso++. Implica cumplir con una “promesa” (con promesa) que libremente le manifestamos a otra persona, por ejemplo a la pareja sexual, como el de compartir con ella todo nuestro ser y no solamente nuestra sexualidad.

++Respeto++. Significa tener presente la libertad, la integridad, el parecer y la dignidad de las personas que resultan de alguna manera afectadas con nuestra conducta: nuestra pareja sexual, aquellos a quienes damos nuestro ejemplo, etc.

++Dignidad++. Es el aprecio a la naturaleza personal o humana, no confundiéndola, por ejemplo, con la del animal. Es ser conscientes de que debemos obrar humanamente priorizando los valores espirituales a los vitales.

++Libertad++. Es el valor primordial a respetar en un acto humano, para que sea considerado moral. Si carece de libertad, no puede juzgarse un acto como bueno o malo; tampoco es responsable quien obra sin libertad. Sin embargo, al tener en cuenta la jerarquía de valores, a veces debemos asumir las consecuencias de un acto aunque no haya sido querido libremente; por ejemplo, en el caso de una violación que produce la concepción, debe priorizarse el valor de la vida humana que comienza a gestarse a la libertad de la madre de decidir sobre esa vida.

++Sinceridad++. Entre las partes de una pareja sexual es valioso que exista una abierta y sincera comunicación, de manera que cada una de ellas pueda conocer y respetar los sentimientos y opiniones de la otra.

++Fidelidad++. Proviene del respeto y del compromiso.

No debe considerarse a la ética ligada a creencias dogmáticas o religiosas, sino como disciplina independiente, surgida de la Filosofía, con objeto y métodos propios de estudio. La indiferencia o negación a los valores éticos provoca innumerables males en el uso de la sexualidad, tales como: embarazos adolescentes, violaciones, abortos, prostitución y otros.
En conclusión, es necesario formarse y educar en el ejercicio de la sexualidad dentro del cumplimiento de los valores morales: responsabilidad, compromiso, respeto, dignidad, fidelidad, como modo de satisfacer plenamente la naturaleza humana y prevenir los múltiples y graves males que derivan de su abuso o utilización equivocada.

Expresiones de la sexualidad (entrevista radio)


Programa de radio (entrevista)
Conductora: Abigail Alvarado
Entrevistada: Yuritzy Salinas

Expresiones de la sexualidad

Conductora: Hola que tal muy buenas tardes, el día de hoy hablaremos de La educación en la sexualidad, y sabemos que es un término más amplio. Cuando nos referimos a la sexualidad estamos hablando de aspectos biológicos, psicológicos y sociales del ser humano que le permiten compartir y departir afectiva y eróticamente con otra persona, con otras personas o consigo mismo.
Y para adentrarnos mas al tema nos acompaña la orientadora Yuritzy Salinas .
Orientadora: hola que tal Abigail muy buenas tardes a todos

Conductora: Bueno comencemos


¿Cuál ha sido el impacto de las disciplinas que involucran a la educación en la sexualidad en los planes y programas de estudio de la educación básica?

En este aspecto, uno de los problemas es que había muy pocos educadores en la sexualidad, tanto en el estado como en el país. Por lo tanto, los programas para educar en la sexualidad en gran medida han sido elaborados por personas que no tienen una formación básica en esta área, lo cual tiene como consecuencia que venimos arrastrando la cuestión mítica de que la sexualidad se reduce a la reproducción. En el mejor de los casos, la mayoría de los programas educativos son programas para educar en la reproducción y la antirreproducción, es decir, para enseñarle a los muchachos y muchachas cómo nos reproducimos y cómo evitamos hacerlo; y los asuntos relacionados, como son, por ejemplo, las consecuencias que podría provocar tener relaciones sexuales, tales como las enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, estos temas abarcan una pequeñísima parte de la educación en la sexualidad. Si realmente tuviéramos programas que hablaran y educaran en los afectos, que formaran los valores, que educaran en el erotismo, tendríamos ante nosotros programas que realmente impactaran en la sociedad, generando un cambio de actitudes que llevara al individuo a ser funcional e integrado en el ejercicio de la sexualidad y así llevaríamos al niño paulatinamente en la vivencia y en el ejercicio de la sexualidad hacia la etapa adulta.

Generalmente, una parte de esta formación está asignada a los profesores, los cuales se encargan de transmitir un conjunto de conocimientos establecidos y sancionados por la sociedad…

En efecto, y por ello todavía me sorprende que en las escuelas no exista la materia de educación en la sexualidad, ya que no es posible que se exija a los maestros, a través de los programas oficiales, educar en la sexualidad y que no exista en su proceso de formación un programa o un conjunto de materias seriadas que traten sobre la sexualidad, de la misma manera en que se retoman a lo largo de la carrera otras áreas del desarrollo. Por ello, si el programa establece que se hable de la sexualidad a los niños en diferentes momentos de su formación, creo que los profesores deberían llevar en el currículum básico de su formación una materia dedicada a este tema.

La educación en la sexualidad es un tema polémico que aparece recurrentemente, aunque evidentemente hay más apertura. ¿Cuáles considera que serían las condiciones más generales para que pudiera aceptarse y adaptarse la educación en la sexualidad en los programas de estudio de manera general?

Creo que una de las cosas que tendríamos que hacer es diseñar programas que realmente satisfagan las necesidades de la población a la cual van dirigidos, porque muchas veces se forman a partir de las necesidades de quienes los estructuran y no de los beneficiarios. Esto crea un conflicto porque los padres de familia no quieren que se les hable a los niños de sexualidad, entre otras cosas porque está percibiendo la sexualidad desde su propio punto de vista y no desde la perspectiva de un niño, y porque, además, cuando se piensa que hablar de sexualidad es referirse a la genitalidad, a las relaciones sexuales o a la reproducción resulta amenazante, pues para qué le hablamos al niño de eso si todavía no lo necesita. Creo que una de las cosas es aclarar que la educación en la sexualidad significa dialogar acerca de una gama amplísima de circunstancias, situaciones y vivencias del ser humano, lo cual nos llevaría a tener menor conflicto, la gente no se asustaría tanto y tendría menos oposición a que realmente se educara en la sexualidad. Sin embargo, si el concepto de que educar en la sexualidad es hablar de relaciones sexuales, obviamente que los padres de familia e incluso muchos profesores se asustan. En realidad no es necesario hablarle a los niños de estos temas: no lo necesitan; pero no tenemos esa actitud, no sabemos como padres y maestros qué hacer y cómo tenemos que ir paulatinamente dándole al niño, al adolescente, al adulto, al anciano, los conocimientos de acuerdo con sus necesidades básicas de información y formación para que pueda ejercer responsablemente y libremente su sexualidad.

En ese contexto, ¿cómo educan los maestros y los padres de familia en la sexualidad? ¿Es posible educar en la sexualidad sin tocar esos temas que son tabúes?

Sí, claro, es posible. Si vamos a educar a un niño de preescolar, debemos hacerlo de acuerdo con sus necesidades que, en este caso, se relacionan con los roles que se están modelando en esa etapa, lo cual significa trabajar sobre la equidad de género; si lo que necesita es la parte afectiva, pues vamos enseñándole al niño el respeto al cuerpo, la aceptación natural del mismo. ¿Para qué le vamos a hablar al niño de otras cosas? Esto es lo que necesita. Igual en la primaria: podemos hablarle de las relaciones personales, ya que es cuando empieza a interrelacionarse con los otros, hablemos de los afectos, hablemos de la amistad, toquemos el tema del respeto a los amigos; en fin, hablemos de estas cosas. ¿Para qué enfocar la atención en temas como la reproducción y la antirreproducción en los últimos años de primaria en los que el niño tiene otro tipo de curiosidades? Y en la secundaria y en la prepa lo mismo. Planteemos, entonces, programas de acuerdo con las necesidades de los muchachos y retomemos, integrándolas a la discusión, las influencias sociales y los mensajes de los medios de comunicación, pero aterrizándolos a sus necesidades. Con ello le vamos a dar a los muchachos elementos para que vayan desarrollando su estructura de vida y sus vivencias. No se trata nada más de decirle haz esto o haz lo otro. Se trata de algo más amplio que la instrucción. A veces los padres y los orientadores no estamos educando, estamos sólo informando sobre determinadas conductas, pero educar significa actuar en forma integrada. Además, no siempre se educa adecuadamente, hay muchos mitos y prejuicios, de modo que a final de cuentas estamos transmitiendo a los muchachos estos mitos y prejuicios, lo cual no les permite trascender y crecer como personas.

Quizá esta visión amplia tenga algo de paradójico, pues implicaría que la educación sexual se diluyera en la educación a secas, como parte del mismo proceso formativo…

La educación del niño debe ser integradora, lo que significa complementar también la formación del educador y la educación que se da en la escuela. Esto significa que no se trata, por ejemplo, de que le hablemos al niño del abuso sexual, no. Prevenir el abuso sexual se enseña desde que el niño está pequeño, desde que se le va integrando en la corporalidad; así el niño aprende que debe defender y cuidar su cuerpo, pero no nada más una zona de su cuerpo, sino todas. Cuando nosotros enfatizamos esta educación hasta ese momento de hablarle del abuso sexual, pues volvemos a enfocar la sexualidad en la genitalidad y la cargamos de morbo. Esto debe hacerse integradoramente, por lo que tiene que haber profesionales que sepan cómo hacerlo. Ese profesionista, que es el maestro, requiere elementos en esta área, así como los tiene para enseñar matemáticas, las ciencias sociales o las ciencias biológicas tienen que poseer elementos para educar en sexualidad.


¿Qué mensaje daría a los profesores de los niveles básicos de formación sobre la educación en la sexualidad?

Es importantísimo que los orientadores tengamos una formación en esta área, que busquemos los elementos que nos permitan educar a los niños en la sexualidad, sin transmitir nuestros propios prejuicios, nuestros propios mitos, nuestras propias creencias, que los han llevado a ellos o a muchos de ellos a ser disfuncionales en el ejercicio de la sexualidad afectiva y erótica.
Tenemos que seguir formándonos e informándonos para que lo que vayamos a transmitir permita realmente un crecimiento y una trascendencia a las personas con que estamos compartiendo la relación educativa. No se trata de transmitir lo que a mí me pasó o transmitir los propios mitos, creencias o valores, los que no necesariamente son los valores, creencias o conocimientos que el otro necesita.
Habría que dejar de ver a la sexualidad sólo como la genitalidad o la reproducción. Es necesario que ampliemos nuestras perspectivas: la sexualidad es la interacción entre los seres humanos, es el afecto, es el amor, es el erotismo, son las formas de comportamiento, es lo que soy en general. Y si tomamos en consideración todos estos aspectos, entonces nos damos cuenta que la sexualidad es una de las partes más importantes del ser humano. Es necesario aprender cuántos son dos por dos, pero también es necesario saber cómo manejar los afectos, el respeto a nuestro propio cuerpo, el respeto a los otros, el respeto a la diversidad.

Conductora: Bueno esto fue todos nos despedimos de ustedes hasta pronto y recuerden tenemos que aprender a vivir una sexualidad integradora y sana, entendiendo que educación es información y formación: formación no sólo en valores, sino en todos los aspectos que integra el proceso educativo. Claro que es importante educar en la sexualidad